En la segunda estimación de producción, basada en datos brindados por la red de colaboradores de la Bolsa de Cerelaes de Córdoba se denota una tendencia en baja de las variables productivas respecto a años anteriores con un rendimiento que rondaría en 16,6 qq/ha y un total de 935 mil toneladas producidas.
En la segunda quincena de octubre la mayoría de los lotes sembrados con trigo ya habían superado su periodo crítico en condiciones mayormente entre regulares y malas.
Según el análisis de la Bolsa de Cereales, la causa de estas condiciones sería principalmente el contexto de estrés hídrico y térmico por heladas que cayeron en estadios muy sensibles del cultivo. La excepción a estos casos se dio en los lotes sembrados bajo riego y en las localidades beneficiadas por las lluvias en el centro y este de la provincia.
A la fecha, aproximadamente el 30 % de la superficie continuaba definiendo su rendimiento y, si bien las lluvias ocurridas durante el mes mejoraron las condiciones hídricas, la sequía y las heladas determinarían un bajo potencial de rendimiento.
Respecto a la sanidad, se reporta incidencia entre media y baja de arañuela (Penthaleus major), pulgón verde de los cereales (Schizaphis graminum), mancha amarilla (Drechslera tritici-repentis) y roya anaranjada o de la hoja (Puccinia triticina) en la provincia.
Los productos más utilizados para el control de malezas en trigo fueron los reguladores de crecimiento, los inhibidores de aminoácidos «ALS» y los inhibidores de aminoácidos «EPSP» como el glifosato, habiendo realizado en promedio entre 1 y 2 aplicaciones. Para insectos (principalmente pulgones), los grupos más utilizados fueron los organofosforados y los piretroides, mientras que el grupo de las avermectinas fue el más usado contra las arañuelas.
Debido a las condiciones meteorológicas, en muy pocos casos fue necesario la aplicación de fungicidas, pero cuando se dio esa situación se utilizó mayormente la combinación de triazoles y estrobirulinas.